Capacitarse es un Acto de Amor 

El Departamento de Capacitación ha logrado un vínculo importante con la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) y extiende los límites de nuestro rol como funcionarios de la salud con vocación por el servicio público.

ADRA es una organización humanitaria mundial que opera en más de 130 países de todo el mundo. Fue fundada con el propósito de mejorar la calidad de vida de las personas, las familias y las comunidades que se enfrentan a la pobreza y la vulnerabilidad, mediante la ejecución de proyectos sociales con un enfoque integral y sostenible. Su ayuda benéfica se enfoca en las áreas de la Niñez, Desarrollo y Emergencias bajo el lema “Justicia, Compasión, Amor”.

Actualmente, se han centrado en el programa de evaluación de familias externas de acogimiento para niños, niñas y/o adolescentes que se encuentran ingresados por orden de Tribunal a proceso terapéutico. Entre sus misiones, está captar familias que no mantengan lazos consanguíneos para el cuidado de niños, niñas y/o adolescentes que se encuentran en sistema de protección.

Por esta razón, el Departamento de Capacitación nos invita a rescatar este ofrecimiento y dispone de inscripciones voluntarias en el caso que desees capacitarte como parte del programa de familias de acogida, ya sea en modalidad virtual o presencial.

En caso de mayores inquietudes, puedes tomar contacto con D. Álvaro Sverlij, Jefe del Departamento de Capacitación, al correo alvaro.sverlij@saludoriente.cl o al anexo 259716.

Finalmente, puedes visitar la página web www.adra.cl donde encontrarán noticias sobre el quehacer de ADRA o visitar sus redes sociales en facebook, Instagram y twitter: 

@adrafae

@adrachile

En comunidad se tejieron los primeros frutos de Solidaoriente

Frutos concretos y otros intangibles tuvo la actividad que se realizó colectivamente para nuestro 41 Aniversario, que llamó a tejer cuadraditos de lana para incentivar la donación voluntaria.

Antiguas y nuevas tejedoras se sumaron a esta actividad que llamó a tomar un par de palillos o un crochet, y aprovechar el tiempo libre para ir formando con la lana una cobija que abrigue a pacientes del Instituto Nacional de Geriatría.

Animadas por tutoriales, actividades on line e incluso una clase presencial de tejido, las funcionarias de nuestra Dirección se pusieron las pilas en este reto solidario y durante agosto y algunos días de septiembre fueron dejado el resultado de su afán en dependencias del Departamento de Recursos Humanos o en la Recepción de la sede de Bernarda Morín 551.

Con lo donado se armaron una decena de pieceras que serán entregadas próximamente en el INGER y se recopilaron otras donaciones como pañales y pijamas que serán entregados en la Fundación Las Rosas.

Según Camila Navarrete, de la Unidad de Desarrollo de Personas, la actividad en sí misma motivó a personas a aventurarse en el tejido, a pesar de ser una actividad que no habían desarrollado nunca.

En ese sentido, junto con el aprendizaje valora el sentido solidario de esta cruzada que se sumará próximamente a otras acciones más permanentes que se están planificando.

Nuestra compañera Lidia Calderón, del Departamento de Coordinación y Gestión Hospitalaria nos comenta que “Yo no tejo mucho, tuve que aprender a tejer en telar, en este proceso me ayudaron varias personas, finalmente es tejer una red de solidaridad, saber que un otro nos necesita y nos convoca a ser parte de la ayuda y la entrega de nuestro trabajo”.

Por su parte, Gloria Fuenzalida, del Departamento de Desarrollo Organizacional, comenta que para ella tejer es una actividad que distrae y relaja mientras se realiza. “Algo que parece monótono y que puede ejecutarse simultáneamente con otras actividades, en otras ocasiones te ayuda a conectar con el aquí y el ahora, dejando que el tiempo pase, sin estar pensando en lo que falta o lo que hay que hacer. Además, las lanas de colores me encantan y me dan la sensación de abrigo, de calorcito, de algo que fue hecho con amor para otro.

Agrega que “participar en este llamado nos dio la posibilidad de colaborar de una manera concreta y creativa. Su toque artesanal le da un valor agregado que no tiene precio: no es lo mismo abrigarse con una frazada de polar estándar que con una manta de lana hecha con muchos cuadrados de colores, que fue posible gracias a que varias manos y corazones sintonizaron con lo importante que es dar lo mejor de ti en los tiempos difíciles”.

Y esta sintonía escapó de los límites del SSMO y llegó a la familia extendida de nuestra comunidad funcionaria. Como ocurrió la mamá de Zuny Villanueva, Gina Fuenzalida , quien a sus 89 años disfrutó tejiendo, y siendo parte de esta red solidaria. Su hija cuenta: Mi mami siempre teje y estaba feliz de poder ayudar a los pacientes del INGER. Lo hizo con mucho amor”.